domingo, 17 de junio de 2012

Empieza la busqueda del «ovni» Báltico.

En agosto del pasado año, el investigador sueco Peter Lindberg anunciaba el descubrimiento de una extraña forma circular de unos 18 metros de diámetro en el fondo del mar Báltico. La imagen parece revelar un objeto artificial que incluso podría haber sido arrastrado, una atrevida suposición, por lo que la esfera se hizo pronto famosa como el «ovni» del Báltico o «anomalía del Báltico». El cazador de tesoros anunció meses después que estaba dispuesto a regresar a la zona para desentrañar el misterio del gran círculo.. Tras conseguir financiación para su aventura, Lindberg ha partido por fin con su equipo del Ocean X Team desde el puerto de Norrtälje.
Lindberg, famoso por encontrar los restos del Jönköping, un carguero sueco hundido por un submarino durante la primera guerra mundial, realizaba una exploración oceánica cuando el sonar de su embarcación capturó una increíble imagen a más 80 metros bajo la superficie del golfo de Botnia, entre Finlandia y Suecia. La imagen resultaba de lo más inquietante. El objeto, de varias decenas de metros de diámetro, parece haber sido arrastrado otros 400. Suficiente para que nazca la idea de una nave de origen extraterrestre que se estrelló en el mar y dejó un rastro en el fondo antes de detenerse, como llegaron a especular algunos medios en un alarde de imaginación.
El equipo de Lindberg cree que el objeto es demasiado grande para haber caído de un barco o ser parte de un desastre marítimo, aunque las imágenes de un sonar de barrido lateral pueden no ser lo suficiente fiables como para descartar que se trate de una formación geológica natural. Ahora, Lindberg tiene la oportunidad de esclarecer el misterio. El equipo está formado por 13 oceanógrafos, ingenieros y buzos. Planean tomar imágenes 3D y muestras de toxicidad y radiación, ya que recuperar el objeto puede ser arriesgado y caro.

Vía.ABC.es

El misterioso bombardeo cósmico del siglo VIII

A finales del siglo VIII, la Tierra fue alcanzada por una potente y misteriosa oleada de radiación procedente del espacio exterior. Sus huellas, impresas en los anillos de los árboles de la época, han sido encontradas ahora por científicos japoneses. El impacto de aquellos rayos cósmicos habría sido más que suficiente para inutilizar en todo el mundo una buena parte de los ordenadores y de los sistemas de comunicaciones por satélite. El estudio se acaba de publicar en Nature.
Las pistas son muy claras. Hace exactamente 1.237 años, algo muy extraño sucedió en nuestro vecindario espacial. Algo que provocó un "bombardeo" de rayos cósmicos de una intensidad nunca vista contra nuestro planeta. Los restos de aquél evento han quedado registrados en los anillos de árboles de todo el mundo.
Aunque muy pocas veces nos demos cuenta de ello, la Tierra sufre de forma constante el impacto de billones de protones y otras partículas de altas energías procedentes de fuentes espaciales muy energéticas. El Sol, las supernovas y otros objetos mucho menos evidentes, como lejanísimos púlsares, quasares, magnetares y estrellas de neutrones, emiten de forma constante cantidades ingentes de radiación en todas las direcciones posibles, incluida la nuestra. Sin embargo, la procedencia de estos rayos sigue siendo desconocida.
Ahora, en la Universidad japonesa de Nagoya, un equipo de investigadores ha encontrado en dos cedros milenarios una tasa espectacularmente elevada de carbono-14 (un isótopo radiactivo del carbono) en los anillos correspondientes a los años 774 y 775 de nuestra era. Lo cual significa que durante ese periodo nuestro planeta sufrió un intenso bombardeo de rayos cósmicos.
Y no es el único caso. Otro equipo de científicos, de la Universidad de Queen, en Belfast, también ha encontrado tasas inusualmente altas de carbono-14 en anillos de árboles que sugieren un evento cósmico de grandes proporciones sucedido alrededor del año 770. Su trabajo, sin embargo, no ha sido aún publicado.
¿Pero qué tiene que ver el carbono-14 con los rayos cósmicos? Cuando las partículas espaciales llegan a la atmósfera, colisionan y reaccionan con el oxígeno y el nitrógeno terrestres y crean nuevas partículas, entre ellas carbono-14, elemento que es absorbido por la biosfera y que deja, por lo tanto, huellas reconocibles. Por ejemplo, los árboles lo capturan durante la fotosíntesis y lo fijan de manera indeleble en sus anillos anuales de crecimiento.
Fue precisamente así, midiendo el índice de carbono-14 de dos viejos cedros japoneses, cuando se dieron cuenta de que, en los anillos correspondientes a los años 774 y 775 había un incremento del 1,2% de ese elemento con respecto a los demás años. Y aunque un 1,2% puede parecer poca cosa, no lo es si se tiene en cuenta que la variación anual típica del carbono-14 es apenas de un 0,05%. De hecho, ese 1,2% supone un incremento masivo en la cantidad de carbono-14 absorbido durante esos años por los dos árboles.
De inmediato, surgió la pregunta. ¿De dónde vino el bombardeo de radiación del final del siglo VIII? Las respuestas pueden ser varias. Una posible fuente de rayos cósmicos es el Sol, cuya actividad, como se sabe, varía en periodos de once años de duración y que, en ocasiones, nos sorprende con intensas llamaradas cuyos efectos llegan hasta la Tierra.
La otra posibilidad para un evento tan poderoso sería la explosión de una supernova, la muerte violenta de una estrella en nuestro "vecindario" espacial. Sin embargo, ninguna de estas dos posibles explicaciones convence a los investigadores. Si el bombardeo lo produjo el Sol, debió de ser durante una erupción solar como jamás hemos visto, y de una intensidad tal que resulta casi inimaginable. Si algo así se produjera hoy en día aniquilaría sin contemplaciones y de un solo golpe las redes eléctricas y de comunicaciones de todo el mundo.
Y si hubiera sido una supernova, deberíamos seguir viendo su brillo, que puede durar fácilmente varios miles de años antes de extinguirse del todo. Además, no existen documentos del año 775 que reflejen un acontecimiento que, si se produjo, debió de llamar poderosamente la atención de los habitantes del planeta. Investigaciones recientes muestran que, por aquella época, sí que se produjeron dos supernovas, Casiopea A y Vela Jr. Pero ambas tan lejos y tan poco potentes que no habrían podido provocar un aumento masivo de carbono-14 en la Tierra...
Así que, mal que les pese a los científicos, el origen del mayor bombardeo de rayos cósmicos del que se tiene noticia sigue siendo un misterio. "Con nuestros actuales conocimientos  no podemos especificar la causa de ese evento. Sin embargo, sí que podemos decir que un acontecimiento extremadamente energético sucedió en nuestro entorno espacial alrededor del año 775, sin que la causa fuera una llamarada solar o una supernova".
En este sentido, seha encontrado ya un registro histórico, aunque posterior, que hace referencia al fenómeno. Se trata del cronista inglés Roger de Wendover, que en el siglo XIII escribió: "En el año de nuestro Señor de 776, espantosos signos de fuego fueron vistos en los cielos tras el anochecer. Y aparecieron serpientes en Sussex, surgiendo del suelo, para el asombro de todos"


Vía.ABC.es

Buscan La fecha de la Crucifixión de Jesús de Nazaret

La fecha de la Crucifixión de Jesús de Nazaret ha sido objeto de debate durante muchos años, pero los investigadores no han llegado a un acuerdo ni en el año ni en el día. En un nuevo estudio, investigadores alemanes han examinado el capítulo 27 del Evangelio de San Mateo en el Nuevo Testamento que describe cómo un terremoto se sintió en Jerusalén el día de la crucifixión. Los científicos han buscado pistas en el sedimento del Mar Muerto para determinar si efectivamente la tierra se movió violentamente en la zona hace unos 2.000 años, a principios del primer siglo de nuestra era. Los datos geológicos, unidos a otros históricos y astronómicos, apuntan a una fecha como la más propicia para haber sido el día del martirio: el viernes 3 de abril del año 33 dC, afirman en Discovery News.
Según describe la revista especializada International Geology Review, para analizar la actividad sísmica en la región, los geólogos estudiaron el subsuelo de la playa de Ein Gedi, en la orilla oeste del Mar Muerto, donde encontraron sedimentos deformes que revelan que en el pasado al menos dos grandes terremotos afectaron a sus distintas capas: un movimiento telúrico ocurrido el 31 aC y otro producido en algún momento entre el 26 y el 36 dC.
Los posibles candidatos incluyen el terremoto del que habla el Evangelio de San Mateo, un fenómeno que ocurrió en algún momento antes o después de la crucifixión y que en efecto fue recogido por el autor de este episodio bíblico, y un seísmo local entre los años 26 y 36 de nuestra era que tuvo la suficiente potencia cómo para deformar los sedimentos en Ein Gedi, pero no tanta como para producir un registro histórico fuera de la Biblia. Los científicos reconocen que, si esta última posibilidad fuera cierta, significaría que las palabras de Mateo sobre el terremoto no son más que «un tipo de alegoría».
Teniendo en cuenta estos datos geológicos y otros que abarcan el calendario judío y sucesos astronómicos e históricos, como que los evangelios están de acuerdo en que la crucifixión se produjo cuando Poncio Pilatos era procurador de Judea entre el 26 y el 36 dC, resulta que el viernes 3 de abril del año 33 dC es la mejor opción para los investigadores.

Vía.ABC.es

sábado, 16 de junio de 2012

Descubierta el mayor Ciberarma de la historia.

El ciberespionaje, como parte de la ciberguerra, provoca miedo en los sistemas de seguridad del mundo. Cuanto más desarrollado es el país, más miedo. Los delincuentes especializados en fisgar y manipular los sistemas informáticos nacionales son capaces de provocar daños inmensos. Kaspersky Lab ha anunciado el descubrimiento de un programa malicioso terriblemente sofisticado, utilizado de forma activa como arma cibernética para atacar distintos organismos en varios países. La complejidad del programa malicioso recién descubierto supera a todas las amenazas cibernéticas conocidas hasta la fecha.
«La amenaza de la guerra cibernética ha sido uno de los temas más graves en el área de la seguridad de la información desde hace varios años. El malware Flame parece ser una nueva fase en esta guerra, y es importante entender que este tipo de armas cibernéticas se puede utilizar fácilmente contra cualquier país. A diferencia de la guerra convencional, los países más desarrollados son en realidad los más vulnerables en este caso".
El programa malicioso, detectado como Worm.Win32.Flame, está diseñado para el espionaje cibernético. Puede robar información valiosa, incluyendo contenidos de la pantalla de ordenador, información sobre los sistemas específicos, archivos almacenados, datos de contacto y conversaciones, incluso de audio.
El malware ha sido descubierto por los expertos de Kaspersky Lab durante una investigación impulsada por la ITU, la agencia de las Naciones Unidas para la Información y la Comunicación Tecnológica.
Por el momento no se ha descubierto a los responsables de Flame, pero se han hallado similitudes con virus como Stuxnet o Duqu, diseñados para atacar o recabar información sobre el programa nuclear iraní aprovechando un fallo de seguridad del sistema operativo Windows. A pesar de que las características de Flame no son como las de los dos virus mencionados, la geografía de los ataques, el uso de vulnerabilidades de software específicos y el hecho de que los ordenadores seleccionados estén en el punto de mira indica que Flame pertenece a la misma categoría de super-ciberarmas.

Vía.ABC.es

El misterio de los 'vampiros' búlgaros

Un equipo de arqueólogos búlgaros acaba de encontrar una tumba medieval cuyo ocupante recibió un tratamiento 'especial' para evitar que regresara de entre los muertos: brazos y piernas atados. El hallazgo se suma al de un cadáver descubierto la semana pasada, al que se clavó una estaca en el pecho después de muerto.
El arqueólogo Nikolay Ovcharov y su grupo localizaron en una iglesia en Veliko Tarnovo un cadáver que había sido enterrado con una bolsita con 30 monedas de plata "con las que pagar el transporte al más allá".
"Tenía también las extremidades atadas, para que no escapara de la tumba", explicó Ovcharov, quien recordó que estos tratamientos, o el de clavar un hierro en el pecho, se usaban en esta región en la Edad Media para que el muerto no volviera al mundo de los vivos.
Ese fue, precisamente, el tratamiento que había recibido un fallecido enterrado cerca de la ciudad búlgara de Sozopol, enterrado hace 700 años con una estaca de hierro en el pecho. Al cadáver le habían clavado varias veces la barra en el tórax y en el estómago.
El fallecido de Sozopol -cerca del Mar Negro- era conocido como Krivich ('el encorvado') un legendario pirata, responsable de la fortaleza de Sozopol o uno de sus señores. El fallecido era un hombre lisiado pero extremadamente inteligente.
Las crónicas bizantinas describen cómo hundió un barco veneciano y también era un magistral conocedor del mar, las estrellas y las hierbas. Según la agencia de noticias búlgara, es posible que fuese considerado un maestro de la brujería por estos talentos, lo que explicaría la estaca en el corazón.
En los últimos años se han hallado más de un centenar de tumbas de 'vampiros', todas ellas pertenecientes a hombres de origen aristocrático o clérigos a quienes habían apuñalado o clavado en sus ataúdes tras morir.
"Lo curioso es que no había mujeres entre ellos. No tenían miedo de las brujas".
Se cree que estos ritos no se practicaban porque el fallecido hubiera sido malvado en vida, sino para evitar el riesgo de transformarse en vampiro.

Vía.Elmundo.es


Fidel Castro sabia que asesinarían a Kennedy en Dallas.

Fidel Castro sabía que el presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy iba a ser asesinado el 22 de noviembre de 1963 en Dallas (Texas), según ha revelado Brian Latell, un antiguo analista de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) experto en Cuba.
Latell explica en un libro recientemente publicado, «Los secretos de Castro. La CIA y la maquinaria de inteligencia de Cuba», que un agente secreto cubano de alto rango que desertó en 1987, Florentino Aspillaga, reveló que el día del asesinato de Kennedy todos los analistas que trabajaban interceptando comunicaciones de la CIA en Florida recibieron la orden de orientar sus antenas hacia Texas.
Así pues, el régimen cubano sabía que Kennedy iba a ser tiroteado y Aspillaga llega incluso a afirmar que los servicios secretos castristas hicieron un seguimiento al asesino, Lee Harvey Oswald. La Comisión Warren, encargada de investigar el asesinato de Kennedy, en ningún momento relaciona a Oswald con Cuba, pero Latell sostiene que el magnicida estaba fascinado por la figura de Castro, por lo que «su motivación era proteger a Fidel».
Castro tenía motivos para temer por su seguridad, ya que bajo el mandato de Kennedy se aceptaba el asesinato como herramienta de política exterior, según reveló una comisión de investigación del Senado estadounidense en 1975. Las conclusiones de la comisión revelan que los intentos de asesinato de Castro comenzaron en 1960, cuando la CIA se puso en contacto con organizaciones mafiosas, deseosas de que Cuba regresara al régimen anterior. También se manejaron intentos de envenenamiento, bombas ocultas en conchas o francotiradores con fusiles de alta potencia.
El libro de Latell destaca la extraordinaria capacidad del espionaje cubano, que explicaría cómo Castro sobrevivió a todos estos planes. El antiguo analista de la CIA asegura que tras la deserción de Aspillaga, la Agencia descubrió que había subestimado al espionaje cubano. Todos los agentes secretos y agentes dobles operaban directamente bajo la dirección de Fidel Castro.

Vía.ABC.es

El curioso caso de Anna O.

Se cumplen 76 años del fallecimiento de la que hoy muchos conocerán como Anna O. Aunque es Bertha Pappenheim el verdadero nombre de esta paciente histérica cuyo caso permitiría al prestigioso Josef Breuer y al mismísimo Sigmund Freud establecer las bases de lo que hoy llamamos psicoterapia.
Corría el año 1880 cuando llegó a manos del psicólogo y fisiólogo austríaco Josef Breuer el curioso caso de una joven de 21 años con un claro diagnóstico de histeria, una enfermedad nerviosa que por aquel entonces afectaba aun gran número de mujeres (de ahí su etimología, en referencia al útero). El pseudónimo que pasó a la historia se lo debemos a Breuer, que bautizó así su historia clínica.
Así, Anna O llegó a padecer ceguera, sordera, parálisis parcial de brazos y piernas, estrabismo ocular y, lo más llamativo, una grave afección en el lenguaje (parafasia) que le llevaba en ocasiones a perder la capacidad del habla o incluso a olvidarse de su lenguaje nativo, el alemán, sustituyéndolo por otros que ni siquiera dominaba, como el inglés o el francés.
Esta joven, que en palabras del doctor «llevaba una vida en extremo monótona» (cuidaba a su padre enfermo), llegó a padecer un complicadísimo cuadro de síntomas, a primera vista inconexos y aleatorios, pero a los que, tras más de un año de tratamiento, el médico vienés encontraría explicación mediante un paciente buceo en el subconsciente de Pappenheim.
Tal fue el caso que durante un período extenso del tratamiento, según cuenta Breuer, «solo hablaba inglés y no entendía lo que se le decía en alemán». O incluso, realizaba de forma inconsciente la lectura en alto en inglés de textos escritos en francés o italiano.
Entre muchos de los episodios dignos de mención podemos destacar aquel en el que a Bertha «se le volvió imposible beber». Tras unas seis semanas a base de frutas que le proporcionaban hidratación, la joven desveló en una sesión de hipnosis el trauma que provocó aquella hidrofobia: su dama de compañía había dado de beber a su perro del mismo vaso. Y el mero hecho de revivir a través de la palabra aquella visión desbloqueó el «asqueroso» recuerdo y permitió a Anna O volver a beber.
Ahí estaba la clave. La «cura del habla», es decir, el relato de los hechos traumáticos parecía aliviar, al menos parcialmente, la angustia de la paciente. Con una terapia improvisada, Breuer había dado con un posible método de curación para la histeria, que transmitiría a su colega Sigmund Freud, el cual a su vez, lo adoptaría dentro de su conocidísima Teoría del Psicoanálisis.
Bertha Pappenheim fue internada en centros psiquiátricos en dos ocasiones, antes y después del tratamiento con Josef Breuer. Este dato indica que la psicoterapia finalizó sin que Anna estuviese totalmente curada, hecho que el propio Freud atribuye en sus escritos a que el estrechamiento de la relación entre paciente y médico precipitara la interrupción de la terapia.

Vía,ABC.es