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domingo, 18 de abril de 2010

falsificaciones en el museo.


La prestigiosa National Gallery de Londres albergará en 2012 una original exposición sobre falsificaciones, errores de atribución y autorías descubiertas gracias a la aplicación de los últimos adelantos tecnológicos al estudio de las obras de arte.
Su departamento científico, fundado en 1934 y actualmente en la vanguardia del análisis de los materiales y técnicas de la pintura, ha desarrollado una cámara de rayos infrarrojos con un sensor móvil, bautizada Osiris, que permite un estudio en profundidad de los cuadros en busca de detalles que corroboren o desmientan una determinada autoría o datación.
Los rayos X, la reflectografía de infrarrojos, la microscopía electrónica, la espectrometría de masas y otras técnicas "no invasoras" proporcionan a los expertos valiosísima información sobre los pigmentos, lacas y demás materiales utilizados, así como sobre las prácticas de los pintores o la transformación que sufren inevitablemente con el paso del tiempo las obras de arte.
La National Gallery se ha propuesto someter a análisis prácticamente todos los cuadros que integran su colección, tarea que llevará unos veinte años, y los resultados se van publicando periódicamente en un boletín técnico destinado a los especialistas así como en sucesivos volúmenes.
'Close examination' (Examen de cerca), título de la exposición que podrá visitarse del 30 de junio al 12 de septiembre de 2012, contará, la fascinante historia de más de una cuarentena de cuadros de la propia colección del museo.
La primera sala estará dedicada a las falsificaciones y engaños, como aquél de que fue víctima el propio museo al comprar en 1923 una obra que se creía del siglo XV, titulada 'Retrato de Grupo' y que mostraba unos personajes de perfil, supuestamente el duque de Urbino Federico de Montefeltro y sus dos hijos, pero que se reveló falsa al descubrirse que se había pintado con pigmentos no disponibles antes del siglo XIX.
La segunda sección, titulada 'Transformaciones y Modificaciones', reunirá obras que han sufrido alteraciones a lo largo de la historia, bien porque alguien trató de adaptarlas a los nuevos gustos de una época, bien para dar, por ejemplo, al personaje retratado otra identidad, o por cualquier otro motivo espurio.
Así, por ejemplo, un retrato de Alexander Mornauer, de un artista alemán desconocido de la segunda mitad del siglo XV, fue alterado con la intención de hacerlo parecer obra de Holbein, lo que le daba más valor.
El examen microscópico de algunas secciones del cuadro reveló, no sólo que se había aplicado una capa de pintura azul al fondo marrón original, sino que se había cambiado incluso la forma del sombrero.
Otra sala de la exposición estará dedicada errores de atribución, como la obra titulada 'Hombre con cráneo', que la National Gallery adquirió en 1854 como original de Holbein y que, según se descubrió después al analizar la antigüedad de la madera del marco, es posterior a la muerte de ese artista.
Los expertos de la galería han hecho, por otro lado, descubrimientos interesantes, por ejemplo en la restauración del cuadro 'La Virgen y el Niño con dos ángeles', adquirido inicialmente como una obra de Domenico Ghirlandaio y atribuido luego al taller de Andrea del Verrocchio.
Gracias a la reflectografía, los expertos han podido determinar finalmente que el propio Verrocchio pintó la Virgen, uno de los ángeles y el paisaje del fondo, mientras que el resto es obra de su ayudante Lorenzo di Credi.
La pintura 'Un Soldado Muerto', una 'vanitas' o alegoría sobre la inexorabilidad de la muerte, con un cadáver real tendido en el suelo y otros elementos simbólicos como huesos y calaveras humanas, que se creía de Velázquez y que inspiró a Manet su "Torero muerto", se atribuye ahora a un artista italiano influido por el maestro español.
En 1874, la National Gallery compró dos Botticelli, o eso creyó, pues, mientras que el titulado "Venus y Marte" es con seguridad original, el otro, titulado "Una Alegoría", que se creía el compañero de aquél, es un pastiche, obra de un imitador del gran renacentista italiano.
Finalmente la ultima sección estará dedicada a noticias más positivas para el museo, como el descubrimiento de que la deliciosa 'Virgen de los Claveles', que se creía copia de Rafael, es realmente una obra suya, o que el paisaje de Caspar David Friedrich 'Invierno', que se consideraba copia de otra que se conserva en Dortmund, es obra del gran pintor romántico alemán.
En esta exposición se intentará demostrar que no hay nada seguro en el mundo del arte y que tras el hay una enorme trastienda de historias que le rodea y le sigue aun dado ese misterio que nos mueve aun a ir a los museos


Vía.Elmundo.es

sábado, 2 de mayo de 2009

Nueva teoría sobre Jack el Destripador.


Como cada año, este tiene una última teoría sobre la identidad de Jack el Destripador y cada vez es más sorprendente, el asesino en serie que al menos mató a cinco prostitutas en el este de Londres en 1888, es que no hubo tal identidad, sino que fue un invento de la prensa.
El historiador Andrew Cook ha investigado en el último año los testimonios de expertos que intervinieron en el caso, varios de los cuales insistieron en que las muertes habían sido obra de distintas personas. En su libro “Jack the Ripper: Case Closed”, Cook apunta al diario “Star” como el gran responsable de la teoría del asesino en serie.
Ese diario acababa de salir a la calle cuando se produjo el primero de los asesinatos, el de Mary Nichols, el 31 de agosto de 1888. Aprovechando la tendencia de la gente a imaginar un único y perverso asesino, en el medio degradado del East End londinense, el “Star” insistió en vincular todos los crímenes, de forma que en poco tiempo llegó a vender 232.000 ejemplares.
Cuando el principal sospechoso al que acusaba el periódico fue puesto en libertad, las ventas cayeron en picado, así que el “Star” puso en marcha otra estratagema, según Cook: la fabricación de una carta en la que alguien que firmaba como Jack el Destripador se atribuía los asesinatos. Cook asegura que un experto en grafología de la época consideró que el autor de la carta era Frederick Best, un periodista del “Star”.
Pero estas conclusiones no acabarán como el mito. A lo largo de todo un siglo de especulaciones se han llegado a apuntar hasta 175 posibles sospechosos. Al margen de complicadas versiones, como la que apunta a un personaje relacionado con la Familia Real, la que cuenta con mayor fuerza es la que señala al judío polaco Aaron Kosminski. La Policía habría dado con él, pero debido a la falta de pruebas sólidas y a su estado de enfermedad mental no lo llevó a juicio; moriría después en un manicomio. También pudo haber sido otra persona, que tras los crímenes desapareció del mapa, bien porque se suicidó o, algo más probable, porque fue detenido por otro delito y acabó tragado en el sistema carcelario o en un hospital.
Parece ser que los tabloides Británicos desde sus comienzos han utilizado las malas artimañas para vender periódicos.
Me gustaría saber dentro de 150 años que se dice de la muerte de Lady Di.

Vía.Abc.es