domingo, 9 de enero de 2011
Reencontrada la cabeza del primer rey Borbón.
Tras siglos de rocambolescas peregrinaciones, la cabeza del rey Enrique IV de Francia y III de Navarra, el primer rey de la Casa de Borbón, volverá a descansar en la basílica de los monarcas galos. Un equipo de científicos franceses ha autentificado la reliquia, profanada durante la Revolución Francesa y reencontrada en 2008 en la casa de un jubilado.
El rey, el primero de la dinastía de los Borbones, es uno de los más queridos en Francia, conocido como 'Enrique el bueno' o 'el galante', por su conocido éxito entre las damas. El monarca (que había decretado la libertad religiosa de los protestantes en el Edicto de Nantes) fue asesinado en 1610 por un fanático católico, François Ravaillac, y enterrado en la basílica de Saint-Denis, donde descansan los reyes de Francia.
En 1793, en plena Revolución Francesa, los revolucionarios abrieron su tumba. "El cuerpo fue arrojado a una fosa común con otros. Ese es el momento en el que, probablemente, le cortaron la cabeza. Ningún documento dice quién la cogió. Tras la Revolución, partes de los restos mortales reales reaparecieron en casas de particulares.
En 2008, apareció lo que parecía ser la cabeza del monarca en casa de un jubilado.
La testa, embalsamada, se encontraba "en perfecto estado". Ojos cerrados, boca abierta y algunas características que han permitido identificar a la perfección al monarca.
El minucioso análisis del forense identifica numerosas características que coinciden con los retratos, bustos y crónicas de la época. Su incipiente calvicie, los restos de cabellos blancos y pelirrojos en la cabeza y la barba, una penosa dentadura o un pequeño agujero en una oreja. "Sabemos que Henri IV llevaba un pendiente en su oreja derecha, tal y como hacían otros de la corte de Valois".
Además, en la mejilla presentaba una herida que coincidía la que le causó el joven Jean Châtel cuando intentó asesinarle en 1594. La cabeza presentaba también tres cortes en el cuello que recordarían la guillotina por la que pasó, por obra y gracia de los revolucionarios, en 1793. También coincide el modo de embalsamado del que hablan
Tras todas estas evidencias, han datado la cabeza embalsamada entre 1450 y 1650 mediante las pruebas de carbono- consideran que, sin duda, se trata de la cabeza del monarca. "Ahora que ha sido positivamente identificado según los más rigurosos argumentos de cualquier examen forense antropológico, la cabeza del rey francés volverá a ser enterrada en la real basílica de Saint-Denis tras un solemne funeral".
Este será el real descanso para una reliquia que ha pasado de unas manos a otras durante siglos. Tras la profanación de Saint-Denis, el rastro de la célebre cabeza reaparece en el siglo XIX en la colección privada de un conde alemán. Después, se pierde de nuevo su pista hasta 1919, cuando aparece en una subasta en el Hôtel Drouot, donde un anticuario de Dinard la compró por tres francos.
Este removió cielo y tierra para probar que se trataba de la cabeza del rey, la ofreció al Louvre, al museo Carnavalet, pero nadie le creyó. Tras morir el anticuario, la reliquia estuvo un tiempo en manos de su hermana. Luego, volvió a perderse su rastro.
Vía.Elmundo.es
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