Se cumplen 76 años del fallecimiento de la que hoy muchos
conocerán como Anna O. Aunque es Bertha
Pappenheim el verdadero nombre de esta paciente histérica cuyo caso
permitiría al prestigioso Josef Breuer
y al mismísimo Sigmund Freud
establecer las bases de lo que hoy llamamos psicoterapia.
Corría el año 1880
cuando llegó a manos del psicólogo y fisiólogo austríaco Josef Breuer el
curioso caso de una joven de 21 años con un claro diagnóstico de histeria, una
enfermedad nerviosa que por aquel entonces afectaba aun gran número de mujeres
(de ahí su etimología, en referencia al útero). El pseudónimo que pasó a la
historia se lo debemos a Breuer, que bautizó así su historia clínica.
Así, Anna O llegó a padecer ceguera, sordera, parálisis
parcial de brazos y piernas, estrabismo ocular y, lo más llamativo, una grave afección en el lenguaje
(parafasia) que le llevaba en ocasiones a perder la capacidad del habla o
incluso a olvidarse de su lenguaje nativo, el alemán, sustituyéndolo por otros
que ni siquiera dominaba, como el inglés o el francés.
Esta joven, que en palabras del doctor «llevaba una vida en
extremo monótona» (cuidaba a su padre enfermo), llegó a padecer un complicadísimo cuadro de síntomas,
a primera vista inconexos y aleatorios, pero a los que, tras más de un año de
tratamiento, el médico vienés encontraría explicación mediante un paciente
buceo en el subconsciente de Pappenheim.
Tal fue el caso que durante un período extenso del
tratamiento, según cuenta Breuer, «solo
hablaba inglés y no entendía lo que se le decía en alemán». O incluso,
realizaba de forma inconsciente la lectura en alto en inglés de textos escritos
en francés o italiano.
Entre muchos de los episodios dignos de mención podemos
destacar aquel en el que a Bertha «se
le volvió imposible beber». Tras unas seis semanas a base de frutas que
le proporcionaban hidratación, la joven desveló en una sesión de hipnosis el
trauma que provocó aquella hidrofobia: su dama de compañía había dado de beber
a su perro del mismo vaso. Y el mero hecho de revivir a través de la palabra
aquella visión desbloqueó el «asqueroso» recuerdo y permitió a Anna O volver a
beber.
Ahí estaba la clave. La «cura del habla», es decir, el
relato de los hechos traumáticos parecía aliviar, al menos parcialmente, la
angustia de la paciente. Con una terapia improvisada, Breuer había dado con un
posible método de curación para la histeria, que transmitiría a su colega
Sigmund Freud, el cual a su vez, lo adoptaría dentro de su conocidísima Teoría del Psicoanálisis.
Bertha Pappenheim fue internada en centros psiquiátricos en
dos ocasiones, antes y después del tratamiento con Josef Breuer. Este dato
indica que la psicoterapia finalizó sin
que Anna estuviese totalmente curada, hecho que el propio Freud atribuye
en sus escritos a que el estrechamiento de la relación entre paciente y médico
precipitara la interrupción de la terapia.
Vía,ABC.es
Vía,ABC.es
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