domingo, 27 de mayo de 2012

El OVNI recuperado por la Armada en Ferrol en 1966 era en realidad un prototipo espía de la NASA.

Se trata de un suceso al que las crónicas trataron de darle un halo de misterio, bautizándolo como el OVNI de La Graña (Ferrol). Pero décadas más tarde, el suceso ha ido poco a poco desmitificándose: se trató, en realidad, del accidente de un prototipo UAV espía de la NASA.
Según el testimonio de los testigos, recogido en las crónicas periodísticas de la época, lo que se vio en los cielos de Ferrol aquella noche de invierno de 1966 era un aparato luminoso que desprendía luces de varios colores. Tras sobrevolar la Ría ferrolana, desapareció mar adentro.
Aquel supuesto ‘OVNI’, que fue uno de los muchos objetos desconocidos que surcaron los cielos de Ferrol en aquellos años 60, fue hallado horas más tarde en alta mar por unos pescadores que faenaban en la zona.
Fueron éstos los que recogieron los restos del aparato estrellado en el mar y lo subieron a bordo de su embarcación. Constataron que se trataba de tecnología poco común, con muchas luces y sistemas electrónicos que no supieron identificar. A su vuelta al puerto de Ferrol, un grupo de militares de la Armada les esperaba para asumir la custodia del aparato.
Los mandos militares de la base de submarinos de La Graña, en Ferrol, exigieron mantener en secreto aquel suceso. “Ni a nuestros familiares podíamos decirles absolutamente nada de aquello”.
Aquel aparato era del tamaño aproximado de un caza F86 Sabre de la época, pero sin alas y con una gran tobera en su parte posterior –que indica que se trataba de un sistema de despegue vertical-.
Estaba fabricado en un material amarillento, similar al que puede verse en algunos satélites o en el módulo lunar del Apollo. Según fuentes expertas en el sector aeroespacial, este papel de oro es un material muy ligero y extremadamente resistente al calor. Se utiliza en aquellos aparatos cuyos motores alcanzan altísimas temperaturas.
Los militares de la Armada, tras exigir silencio absoluto a los pescadores que recogieron el aparato en el mar, lo montaron en una góndola del Ejército y ésta fue escoltada por un convoy de vehículos hasta La Graña.
Allí fue recogida en uno de los grandes túneles –“en el tercero”- que horadan un monte que hay en el interior de la base.
Ingenieros del Ejército del Aire acudieron en las primeras horas de custodia hasta la base de la Armada, con el objetivo de analizar los restos y determinar cuál era el objetivo del aparato. Por aquel entonces, los militares ya habían descubierto el logo de la agencia aeroespacial estadounidense y las siglas NASA impresas en el fuselaje del artilugio.
“Se trataba de una especie de UAV rudimentario para estos tiempos, pero mucho más avanzado tecnológicamente que cualquier cosa que hubieras visto o nos hubieran contado por aquel entonces”.
Finalmente, los ingenieros determinaron que se trataba de algún tipo de aparato espía, ya que contaba con cámaras y estaba diseñado para “hacer poco ruido” y desprender una firma térmica muy baja.
La Armada comunicó el hallazgo en las primeras horas a la base norteamericana de Rota. Durante las horas que este prototipo estuvo en Ferrol fue visto por apenas dos docenas de personas. Un grupo de militares estadounidenses se presentó en Ferrol y se llevó el aparato a bordo de un camión militar. Nunca se volvió a saber nada de su paradero.

Vía.Elconfidencial.com

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