domingo, 27 de mayo de 2012

Anteo Zamboni, el niño que intentó matar a Mussolini.

«Nada puede sucederme antes de que mi obra sea terminada», le dijo Mussolini al jefe del partido fascista boloñés, haciéndole entrega de la banda de San Mauricio agujereada por la bala que a punto estuvo de costarle la vida, el 31 de octubre de 1926. Era el cuarto atentado que sufría el «Duce», el tercero de ese mismo año, con la diferencia de que este no fue perpetrado por un enemigo feroz o un miembro de la oposición, sino por un chaval de 15 años que, con el paso de los años, acabó convirtiéndose en un símbolo de la lucha antifascista italiana. Su nombre: Anteo Zamboni.
Aunque tradicionalmente se consideró a Zamboni como un anarquista prematuro y convencido, lo cierto es que este hecho jamás fue probado, ni esclarecidas las motivaciones que le llevaron a intentar asesinar a Mussolini, que ya se había convertido en uno de los hombres más poderosos de Italia, como líder del Partido Nacional Fascista y presidente del Consejo de Ministros con plenos poderes en los ámbitos económico y administrativo.
El «Duce» había acudido a Bolonia para inaugurar el nuevo estadio «il Littoriale» en el contexto de la conmemoración de la marcha sobre Roma. Tras el solemne acto, que llevaba semanas preparándose, Mussolini se subió a su coche oficial descapotable y se dirigió, «entre ovaciones delirantes», a la estación.
Fue ese instante el que aprovechó Zamboni, mezclado entre las masas. «El criminal logró colocarse en primera fila entre la muchedumbre, y al pasar el vehículo presidencial se adelantó e hizo fuego con una pistola que disimulaba en su bolsillo», contaba el diario católico «El Siglo Futuro», que relató cómo el «Duce» había salvado la vida casi por milagro: «El disparo partió la banda de San Marino y un pedazo de uniforme a la altura del pecho, atravesando luego la manga del chaqué al alcalde de Bolonia».
A Zamboni no le dio tiempo a hacer un disparo más, pues inmediatamente después una horda de fascistas indignados se echó encima para lincharle. Cuando se retiraron, su cuerpo presentaba nada menos que 14 puñaladas, un balazo y signos de estrangulamiento.
Curiosamente, el hombre que lo identificó como autor del disparo en los primeros instantes de confusión y lo detuvo después fue el oficial de caballería Carlo Alberto Pasolini, padre del mítico director de cine Pier Paolo Pasolini.
La prensa del mundo entero pronto se hizo eco de que aquel chico que pudo haber cambiado la historia, y al que le dedicaron después una calle en Bolonia, era «un niño de quince años de familia honrada». «Fue identificado por su propio padre que, preocupado por la ausencia de su hijo, salió a buscarlo por la ciudad y, no encontrándolo, se dirigió al retén de Policía, donde le fue presentado el cadáver».
Posteriormente aparecieron nuevas versiones sobre el suceso. Se dijo que Zamboni no era el autor o que los vínculos entre la familia de chico y el político fascista Leandro Arpinati fueron el móvil.
Zamboni no pudo aclararlo, no le dieron tiempo. Sus padres tampoco, pero, acusados de «anarquistas militantes», fueron condenados a 30 años de prisión por instigadores.

Vía.ABC

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