domingo, 6 de mayo de 2012

Mussolini utilizó un afrodisíaco precursor de la Viagra que le ofreció Hitler

Mussolini tuvo un batallón de conquistas de mujeres, probablemente un total de cuatrocientas amantes, según una estima fiable, aunque «pocas contaron verdaderamente». El sexo estaba en el centro de la vida y del mito del «Duce» Benito Mussolini y su imagen como un hombre de poder, un «latin lover» que al final utilizó un afrodisíaco, precursor de la Viagra, ofrecido por Hitler, según el nuevo ensayo escrito por Roberto Olla, con este título: «Dux, una biografía sexual de Mussolini». Es la primera vez que se hace un análisis que pone en paralelo el desarrollo de los acontecimientos políticos de la época y la esfera sexual de Benito Mussolini, quien en 1919 era un obscuro agitador político que lanzó en Milán un movimiento convertido dos años más tarde en partido Nacional Fascista. El leimotiv, por tanto, que recorre la obra es la sexualidad en el centro del mito, porque sin ese análisis no se comprende el «mussolinismo».
Su vida fue una caza compulsiva de amantes, que nace en parte por el instinto y en parte por la voluntad de construirse en torno así un mito para reforzar su carisma de líder. Innumerables nombres de amantes desfilan por el libro, entre ellos la periodista Madeleine Coraboeuf que publicaba en la revista Liberty (no en Italia) sus encuentros con Mussolini, ofreciendo particulares eróticos que permiten ver cómo seducía el Duce: «Dejándose transportar por su instinto me asaltaba», escribe la amante Madeleine. Naturalmente ocupa lugar destacado la amante oficial Clara Petacci, la cual, quizás para consolidar su preeminencia sobre el resto, le proporcionaba al dictador una píldora afrodisíaca, precursora de la Viagra, que le servía al dictador para mantener alto el estandarte de su virilidad. Se llamaba Hormovin y procedía de un laboratorio alemán, donde lo ordenaba el padre de la Petacci, que era médico. Así, al final de sus 23 años de dictadura, el Duce se convirtió en adicto a la píldora procedente de Alemania, El poder del Duce se basaba sobre su mito, gracias al cual, Mussolini instauró un régimen que giraba alrededor de su persona. Llama la atención que un aluvión de señoras lograra acercarse tan fácilmente a un jefe de gobierno. Para Olla, hay una explicación: «Mussolini era un hombre muy solo. Y en esa soledad no había nadie capaz de ponerle freno».
Creado el mito, la vida sexual de Mussolini era bien vista por los italianos: «Formaba parte del mito y era envidiada. Muchos italianos han seguido encontrando esta parte de la personalidad de Mussolini la más simpática.
Tenía incluso una oficina encargada de seleccionar las cartas de sus admiradoras y escoger las que serían llamadas a «audiencia».

Vía.Abc

No hay comentarios:

Publicar un comentario