Un equipo de arqueólogos ha descubierto en
el yacimiento de Xultún, una gran ciudad escondida en la selva de Petén, en
Guatemala, el calendario maya más antiguo que se conoce.
Estas tablas astronómicas del siglo IX, que anteceden en varios siglos a los
famosos códices mayas escritos en papel de corteza, están pintadas en los muros
intactos de lo que parece ser la vivienda de un escribano. Las paredes,
adornadas con pinturas únicas, están repletas de cientos de números
garabateados. Los glifos son cálculos de ciclos: el ceremonial de 260 días, el
solar de 365 días, el de 584 días del planeta Venus y el de 780 días de Marte.
Las tablas, que intentan encontrar la armonía entre los eventos celestes y los
rituales sagrados, se extienden unos
7.000 años en el futuro y son cíclicas, por lo que,
según los investigadores, no proporcionan ninguna señal para pensar
que el fin del mundo ocurrirá en diciembre de 2012, como
la creencia popular se empeña en mantener.
Xultún, un área de 12 kilómetros cuadrados donde decenas de miles de
personas vivieron una vez, comenzó a construirse en el siglo I antes de Cristo.
El lugar prosperó hasta el final del período Clásico maya,su último monumento
data del año 890 D.c. Quedó en el olvido hasta que fue descubierto hace unos
cien años por unos trabajadores guatemaltecos. En 2010, una expedición sacó a
la luz una vivienda de la antigua ciudad oculta por la vegetación, a un metro
bajo la superficie.
Lo
que había dentro asombró a los arqueólogos. Tres muros pintados, cada uno con
su propia historia, prácticamente intactos. En ellos, pequeños
glifos rojos y negros arriba y abajo por toda la
pared, barras y puntos que representan columnas de números. «No es un templo ni
un monumento. Por primera vez, teníamos ante nuestros ojos los registros reales
en poder de un escribano». «Es como ver un episodio de la serie de televisión
'Big Bang Theory', utilizaban las paredes como un pizarrón para escribir sus
problemas matemáticos», continúa. El investigador cree que los escribanos o
astrónomos de la época copiaron los datos de «algún libro que no ha llegado
hasta nuestros días».
Las pinturas representan el primer arte maya encontrado en las
paredes de una casa. El muro norte, al frente según se entra en la habitación,
muestra a un rey sentado, vestido con plumas azules. La imagen de otro hombre
aparece en un vibrante color naranja. Los glifos cerca de su cara le llaman
«hermano más joven de Obsidian», un curioso título rara vez visto en los sitios
mayas. Saturno cree que puede tratarse del hijo o del hermano menor del rey,
posiblemente el escriba que vivió en la casa.
En
la pared oeste, otras tres misteriosas figuras masculinas aparecen pintadas de
negro, con taparrabos blancos, medallones alrededor de sus cuellos y tocados
con una pluma, algo que también supone una novedad. Una especialmente
corpulenta «como un luchador de sumo» es el «hermano mayor de Obsidian».
Pero lo que sin duda resulta más atractivo y misterioso son los
calendarios y los cálculos que, en vez de en códices, como ocurriría cientos de
años después -el más famoso es el códice de Dresde-, han aparecido escritos en
las paredes. El muro oriental está dominado por figuras numéricas, incluidas
las columnas de números que representan los cálculos de conteo y calendario.
Algunos siguen las fases de la Luna, otros intentan
reconciliar los períodos lunares con el calendario solar, «una
forma de predecir eclipses», dice Saturno. Incluso algunas
notas pintadas en rojo junto a los cálculos parecen correcciones. «Los mayas
tenían grandes conocimientos de astronomía», dice el arqueólogo. «Los
utilizaban para planificar sus eventos en sus vidas, como por ejemplo la
coronación del rey o cuándo empezar una guerra con otro pueblo».
Precisamente, en el muro norte cuatro largos números que representan
de un tercio de millón a 2,5 millones de días reúnen
todos los ciclos astronómicos que los mayas consideraban importantes, como los
de Marte, Venus y los eclipses lunares. Estas fechas se
extienden unos 7.000 años en el futuro, demasiado tiempo
como para considerar que el mundo puede acabar en 2012.
Vía.ABC.es
Vía.ABC.es
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